Tengo la intuición -y he de decir que creo firmemente en las intuiciones porque siento que es el lenguaje que el universo utiliza para hablar con nosotros- que la mejor forma de luchar contra la muerte, es vivir intensamente. Creo que la lucha perpetúa la causa y la hace aún más real. Estoy convencida de que aquello a lo que te resistes, persiste; aquello en lo que te enfocas, se expande; aquello que excluyes, se incluye y aquello que rechazas, te vincula. Así que no tratare de combatir la oscuridad, tratare solo de aliarme con la luz y hare de mi vida una gran oportunidad para ser feliz y avanzar despacio. Para respirar, despertar, desplegar mis alas y volar, debo recordar quien soy realmente, entender que hacia donde voy, es de donde vengo y encontrarlos soplos de inspiración que laten bajito en cada pensamiento que siento, en mis actos y en lo que escribo. Para ello opto por quererme, abrazarte, comprenderme, sonreírte, perdonarme, agradecerte… prefiero compartir y crear. Decido avanzar, no rendirme, creer, gritar sin miedo, correr sin límites. Elijo el rumbo del amor que abriga y no del odio que empuja…escojo soñar. Entendí que las emociones negativas como los celos, el rencor, el miedo…destruyen nuestra salud física y mental y las emociones positivas como la compasión, el amor, la alegría, la bondad…son constructivas, irradian en nuestra salud física y restablecen la paz mental. Tengo la certeza de que tenemos que responsabilizarnos en promover estos valores internos en que sostenernos y la suficiente claridad mental que nos empuje a crecer. Como madre, entiendo mi gran compromiso en esta labor, porque comprendo que el calor del amor maternal, la protección bondadosa y el cuidado afectuoso, condicionan y fomentan -o no-los sustentos emocionales con los que se relacionaran, mis hijas, en el futuro. No se trata solo de atender su formación escolar, preocuparnos por su correcta alimentación y adecuado crecimiento. Hablamos de dejar en el mundo seres humanos conscientes, serenos, responsables, confiados, compasivos, tolerantes, afectuosos…Estamos hablando de prepararles para ser felices. Cuando nacen nuestros hijos son seres libres, sin miedo, sin prejuicios, sin límites. Se dedican solo a “ser”. Con el tiempo-involuntariamente e incluso creyendo que es por su propio bien-vamos condicionándoles y creándoles barreras mentales y creencias que limitan sus capacidades. Les enseñamos pautas de comportamiento que en muchas ocasiones coartan su gran potencial, en lugar de reafirmarlo, valorarlo y fomentarlo. No comprendemos que a ellos no les preocupaba ser juzgado o aceptados, porque se amaban a si mismos y eran libres. Pero es difícil conservar esa actitud innovadora y creativa al crecer, porque se les educa para no equivocarse y basándose exclusivamente en sus habilidades académicas. Supongo que a veces es imprescindible ponerse cabeza abajo, para ver el mundo con perspectiva y hallar una nueva forma de crear personas. Una revolución educativa que desarrolle al ser humano en valores, reafirmando su autoestima y confianza, para fortalecerlos. En la que apreciemos las cualidades positivas de cada niño y el talento fundamental que va más más allá del establecido por el sistema educativo; el talento que no solo añade conocimiento a nuestro cerebro, sino que es capaz de iluminarlo e inspirarlo. Hablo de una reforma educativa que suba un par de peldaños más, y no solo controle, clasifique, evalúe y compare a nuestros hijos, sino que los engrandezcan como seres humanos y los enseñen a gestionar sus emociones, utilizando sus propias herramientas internas para que lleguen a se radultos social y emocionalmente inteligentes, y donde entendamos que la creatividad es tan valiosa como la alfabetización. Y esta labor de la que hablo, es una responsabilidad individual de todos los que conforman su entorno. Decía Antoine de Saint-Exupery que “a veces los niños han de tener mucha tolerancia con nosotros, los adultos”. Supongo que estamos acostumbrados a la euforia que nos produce comprar algo ansiado o conseguir ascender en la empresa, pero yo hablo de la experiencia de la alegría constante y serena que esta forma de aprender a vivir proporciona. Una sensación interior que nos eleva por encima de nuestras circunstancias, impregna y sostiene cada instante porque abarca todo y nos hace libres. Y creo que es el único camino para permanecer en los dominios de la felicidad. No importa si nos encontramos en el interior de una tormenta atronadora, porque hemos aprendido -y enseñado- como bailar bajo ella. Y ese es uno de los grandes secretos de la vida que nadie se encarga de enseñar a nuestros hijos: -“No es tan importante, pequeños, que seáis fuertes, como que seáis creativos y flexibles”. Solo así aceptaran que el cambio forma parte de la vida y deben aprender y fortalecerse tanto del éxito como del fracaso. Encontrar la forma más amable y lucida de interpretar el mundo y ser como como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie. Que entiendan que lo realmente preocupante no es la muerte, sino como vivir la vida para que no se nos escape sin haber sido felices y auténticos. Ya lo dijo el principito: Lo esencial es invisible a los ojos. Y llevaba razón, lo que no se ve, a veces es capaz de sostenernos y elevarnos ante la adversidad, aunque en ocasiones sea necesario tener el coraje de reconocer su valor. Y este coraje pertenece a los valientes. No a aquellos que no tienen miedo, sino al de los verdaderos valientes que aun teniendo miedo, se enfrentan a él, porque tienen la certeza de que merece la pena arriesgarse a vivir y entregarse a la vida. Ser como niños que no conocen el miedo a equivocarse y viven enteramente y de forma creativa, sin dejar nunca de emocionarse, sin dejar nunca de atreverse. La Doctora. Elizabeth Kübler-Ross, máxima autoridad en tanatología, acompañaba a enfermos terminales en su tránsito hacia la muerte. Ella explica que le gustaba preguntarles en sus últimos momentos, porque consideraba que posiblemente su mensaje sería fundamental-¿Si volvieras a vivir, qué harías? Estos enfermos, tuvieran la edad que tuvieran e invariablemente, contestaban-ME HABRIA ARRIESGADO MAS EN LA VIDA. Se arrepentían más de lo que no habían hecho, que de lo que hicieron aunque se equivocaran. En estos últimos años descubrí que vivir dentro de la incertidumbre te ofrece una de las mejores lecciones que podemos adquirir en la vida: creer en nosotros mismos, confiar en la vida y arriesgarnos a ser feliz. Al final entendí que lo imposible, solo requiere de un mayor esfuerzo y como dijo Herman Hesse “Para que pueda surgir lo imposible, es preciso intentar una y otra vez lo imposible”. Cuando un hombre se pone límites, limita su capacidad de alcanzar el infinito. Poseemos un inmenso planeta repleto de posibilidades girando en nuestro interior. “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón”, dijo Henry Ford. No se trata de ver para creer, sino de creer para ver. Quien es capaz de creerlo, es capaz de crearlo. Y yo decido creer en mí, y olvidarme de ser victima de la vida, para convertirme en mi propio héroe. Transformarme de paciente de cáncer a impaciente de vida y ponerme en marcha con un rumbo contrario al de la enfermedad. Como dijo Haruki Murakami “El dolor puede ser inevitable, pero el sufrimiento es opcional”
Voy a ser feliz
Proyecto: Amapolas en la boca
miércoles, 6 de junio de 2012
Corriendo el riesgo de ser "tú" mismo
Tengo la intuición -y he de decir que creo firmemente en las intuiciones porque siento que es el lenguaje que el universo utiliza para hablar con nosotros- que la mejor forma de luchar contra la muerte, es vivir intensamente. Creo que la lucha perpetúa la causa y la hace aún más real. Estoy convencida de que aquello a lo que te resistes, persiste; aquello en lo que te enfocas, se expande; aquello que excluyes, se incluye y aquello que rechazas, te vincula. Así que no tratare de combatir la oscuridad, tratare solo de aliarme con la luz y hare de mi vida una gran oportunidad para ser feliz y avanzar despacio. Para respirar, despertar, desplegar mis alas y volar, debo recordar quien soy realmente, entender que hacia donde voy, es de donde vengo y encontrarlos soplos de inspiración que laten bajito en cada pensamiento que siento, en mis actos y en lo que escribo. Para ello opto por quererme, abrazarte, comprenderme, sonreírte, perdonarme, agradecerte… prefiero compartir y crear. Decido avanzar, no rendirme, creer, gritar sin miedo, correr sin límites. Elijo el rumbo del amor que abriga y no del odio que empuja…escojo soñar. Entendí que las emociones negativas como los celos, el rencor, el miedo…destruyen nuestra salud física y mental y las emociones positivas como la compasión, el amor, la alegría, la bondad…son constructivas, irradian en nuestra salud física y restablecen la paz mental. Tengo la certeza de que tenemos que responsabilizarnos en promover estos valores internos en que sostenernos y la suficiente claridad mental que nos empuje a crecer. Como madre, entiendo mi gran compromiso en esta labor, porque comprendo que el calor del amor maternal, la protección bondadosa y el cuidado afectuoso, condicionan y fomentan -o no-los sustentos emocionales con los que se relacionaran, mis hijas, en el futuro. No se trata solo de atender su formación escolar, preocuparnos por su correcta alimentación y adecuado crecimiento. Hablamos de dejar en el mundo seres humanos conscientes, serenos, responsables, confiados, compasivos, tolerantes, afectuosos…Estamos hablando de prepararles para ser felices. Cuando nacen nuestros hijos son seres libres, sin miedo, sin prejuicios, sin límites. Se dedican solo a “ser”. Con el tiempo-involuntariamente e incluso creyendo que es por su propio bien-vamos condicionándoles y creándoles barreras mentales y creencias que limitan sus capacidades. Les enseñamos pautas de comportamiento que en muchas ocasiones coartan su gran potencial, en lugar de reafirmarlo, valorarlo y fomentarlo. No comprendemos que a ellos no les preocupaba ser juzgado o aceptados, porque se amaban a si mismos y eran libres. Pero es difícil conservar esa actitud innovadora y creativa al crecer, porque se les educa para no equivocarse y basándose exclusivamente en sus habilidades académicas. Supongo que a veces es imprescindible ponerse cabeza abajo, para ver el mundo con perspectiva y hallar una nueva forma de crear personas. Una revolución educativa que desarrolle al ser humano en valores, reafirmando su autoestima y confianza, para fortalecerlos. En la que apreciemos las cualidades positivas de cada niño y el talento fundamental que va más más allá del establecido por el sistema educativo; el talento que no solo añade conocimiento a nuestro cerebro, sino que es capaz de iluminarlo e inspirarlo. Hablo de una reforma educativa que suba un par de peldaños más, y no solo controle, clasifique, evalúe y compare a nuestros hijos, sino que los engrandezcan como seres humanos y los enseñen a gestionar sus emociones, utilizando sus propias herramientas internas para que lleguen a se radultos social y emocionalmente inteligentes, y donde entendamos que la creatividad es tan valiosa como la alfabetización. Y esta labor de la que hablo, es una responsabilidad individual de todos los que conforman su entorno. Decía Antoine de Saint-Exupery que “a veces los niños han de tener mucha tolerancia con nosotros, los adultos”. Supongo que estamos acostumbrados a la euforia que nos produce comprar algo ansiado o conseguir ascender en la empresa, pero yo hablo de la experiencia de la alegría constante y serena que esta forma de aprender a vivir proporciona. Una sensación interior que nos eleva por encima de nuestras circunstancias, impregna y sostiene cada instante porque abarca todo y nos hace libres. Y creo que es el único camino para permanecer en los dominios de la felicidad. No importa si nos encontramos en el interior de una tormenta atronadora, porque hemos aprendido -y enseñado- como bailar bajo ella. Y ese es uno de los grandes secretos de la vida que nadie se encarga de enseñar a nuestros hijos: -“No es tan importante, pequeños, que seáis fuertes, como que seáis creativos y flexibles”. Solo así aceptaran que el cambio forma parte de la vida y deben aprender y fortalecerse tanto del éxito como del fracaso. Encontrar la forma más amable y lucida de interpretar el mundo y ser como como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie. Que entiendan que lo realmente preocupante no es la muerte, sino como vivir la vida para que no se nos escape sin haber sido felices y auténticos. Ya lo dijo el principito: Lo esencial es invisible a los ojos. Y llevaba razón, lo que no se ve, a veces es capaz de sostenernos y elevarnos ante la adversidad, aunque en ocasiones sea necesario tener el coraje de reconocer su valor. Y este coraje pertenece a los valientes. No a aquellos que no tienen miedo, sino al de los verdaderos valientes que aun teniendo miedo, se enfrentan a él, porque tienen la certeza de que merece la pena arriesgarse a vivir y entregarse a la vida. Ser como niños que no conocen el miedo a equivocarse y viven enteramente y de forma creativa, sin dejar nunca de emocionarse, sin dejar nunca de atreverse. La Doctora. Elizabeth Kübler-Ross, máxima autoridad en tanatología, acompañaba a enfermos terminales en su tránsito hacia la muerte. Ella explica que le gustaba preguntarles en sus últimos momentos, porque consideraba que posiblemente su mensaje sería fundamental-¿Si volvieras a vivir, qué harías? Estos enfermos, tuvieran la edad que tuvieran e invariablemente, contestaban-ME HABRIA ARRIESGADO MAS EN LA VIDA. Se arrepentían más de lo que no habían hecho, que de lo que hicieron aunque se equivocaran. En estos últimos años descubrí que vivir dentro de la incertidumbre te ofrece una de las mejores lecciones que podemos adquirir en la vida: creer en nosotros mismos, confiar en la vida y arriesgarnos a ser feliz. Al final entendí que lo imposible, solo requiere de un mayor esfuerzo y como dijo Herman Hesse “Para que pueda surgir lo imposible, es preciso intentar una y otra vez lo imposible”. Cuando un hombre se pone límites, limita su capacidad de alcanzar el infinito. Poseemos un inmenso planeta repleto de posibilidades girando en nuestro interior. “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón”, dijo Henry Ford. No se trata de ver para creer, sino de creer para ver. Quien es capaz de creerlo, es capaz de crearlo. Y yo decido creer en mí, y olvidarme de ser victima de la vida, para convertirme en mi propio héroe. Transformarme de paciente de cáncer a impaciente de vida y ponerme en marcha con un rumbo contrario al de la enfermedad. Como dijo Haruki Murakami “El dolor puede ser inevitable, pero el sufrimiento es opcional”
viernes, 25 de mayo de 2012
Un pequeño paso, puede cambiar el rumbo
Mahatma Gandhi, dijo: “Debemos
convertirnos en el cambio que queremos en el mundo”. Para ello me entregaré por
completo a la vida, impidiendo que el
miedo logre encontrar hueco entre sus
renglones. Convertiré el temor en el coraje que utilizar como el motor de
arranque que impulse mi existencia y haga de la situación más problemática, mi
mejor lección de vida. Y creo que no es difícil, si entendemos que todos
poseemos una luz que habita en nuestro interior, con la que solo somos capaces
de conectar cuando el propósito que nos mueve,
es ser mejor de lo que somos, dejar una estela de esperanza que destelle
en la oscuridad y una sonrisa que sea capaz de abrazar más allá de la piel.
Cuando
tomamos esa decisión, nuestros valores humanos se fortalecen y nuestros actos
son inspirados por los principios del amor y la espiritualidad. No hablo de
ninguna creencia religiosa en particular, sino del sentimiento de conexión con
algo más grande que nosotros mismos. A
esa fuente de energía la puedes llamar como quieras: energía universal,
subconsciente, inteligencia divina. Yo la llamare Dios. Y creo que lo natural
seria vivir y basar, siempre, nuestras decisiones, bajo esa emoción que nos embarga y nos empuja a seguir en una
determinada dirección.
Ha llegado el momento de renacer de entre los cristales rotos y los afilados recuerdos. La vida es caminar, fluir e ir avanzando a lomos de cada instante que no vuelve a repetirse nunca. Poseemos la capacidad de adaptarnos a la movilidad de la propia vida y no existen tragedias que puedan con el ser humano, si decidimos aniquilar toda actitud de victimismo y los inservibles miedos que paralizan el mundo. Porque a veces para construir, antes hay que destruir.
No me prepare en la vida para ser una ayuda en la investigación para la cura del cáncer, pero la vida- gracias y desgraciadamente- si se encargó personalmente de prepárame para ser mi propia ayuda en la búsqueda de la serenidad, la cura del alma y la felicidad a pesar del cáncer. No creo en los iluminados, pero creo en la buena gente que intenta poner al servicio de los demás su propia experiencia y la fuerza que surge de la actitud de reinventarse con cada pedazo roto, enriqueciéndose de todo lo perdido y aprendido, utilizando las adversidades y los golpes recibidos para crear una nueva realidad que vivir con humildad y desde un latir más consciente. Transformar el sufrimiento en amor y creatividad para el otro, porque ese es el verdadero poder del amor que todo lo vence y hace que nuestra vida implique un bello compromiso con el propósito de dejar algo con sentido en el mundo.
No olvidemos que el mundo pertenece a los luchadores que dominan la inspiración y la voluntad, para alcanzar su destino, porque creen en el infinito poder de los sueños.
Ha llegado el momento de renacer de entre los cristales rotos y los afilados recuerdos. La vida es caminar, fluir e ir avanzando a lomos de cada instante que no vuelve a repetirse nunca. Poseemos la capacidad de adaptarnos a la movilidad de la propia vida y no existen tragedias que puedan con el ser humano, si decidimos aniquilar toda actitud de victimismo y los inservibles miedos que paralizan el mundo. Porque a veces para construir, antes hay que destruir.
No me prepare en la vida para ser una ayuda en la investigación para la cura del cáncer, pero la vida- gracias y desgraciadamente- si se encargó personalmente de prepárame para ser mi propia ayuda en la búsqueda de la serenidad, la cura del alma y la felicidad a pesar del cáncer. No creo en los iluminados, pero creo en la buena gente que intenta poner al servicio de los demás su propia experiencia y la fuerza que surge de la actitud de reinventarse con cada pedazo roto, enriqueciéndose de todo lo perdido y aprendido, utilizando las adversidades y los golpes recibidos para crear una nueva realidad que vivir con humildad y desde un latir más consciente. Transformar el sufrimiento en amor y creatividad para el otro, porque ese es el verdadero poder del amor que todo lo vence y hace que nuestra vida implique un bello compromiso con el propósito de dejar algo con sentido en el mundo.
No olvidemos que el mundo pertenece a los luchadores que dominan la inspiración y la voluntad, para alcanzar su destino, porque creen en el infinito poder de los sueños.
martes, 22 de mayo de 2012
Listado de las leyes interiores que dan sentido a mi vida
Supongo que enseñamos aquello que
necesitamos aprender o recordar. Y yo, hoy más que nunca, debo aferrarme a este
proyecto para dar de nuevo sentido a una vida que parece desvanecerse entre los
rápidos y profundos cortes que en ocasiones profesa la vida.
Estoy decidida a
no permitir que ninguna enfermedad me impida apreciar las maravillas que
arrullan mi vida y dejan restos de espuma de mar sobre mís pupilas. Soy consciente
de que mi realidad se encuentra en estos momentos girando en una irremediable y
larga vuelta de campana, pero incluso bajo la peor adversidad, conservo la
libertad y mantengo el juramento de tomar mis propias decisiones para elegir,
al menos, como vivir.
Viktor Frank -neurólogo y psiquiatra- Sobrevivió desde
1942 hasta 1945, en varios campos de concentración nacis, incluidos Auschwitz y
Dachau. A partir de esa experiencia, escribió el libro "El hombre en
busca de sentido", donde reflexiona sobre este tema, así: “al hombre se le
puede arrebatar todo, salvo una cosa: la ultima de las libertades humanas, la
elección de la actitud ante un conjunto de circunstancias para decidir su
propio camino”
Al final, acabe por entender que el
sentido no le pertenece a la vida, sino que se adquiere para hacerla frente.
Listado de las leyes interiores que dan sentido a mi vida:
-Olvida lo que debas olvidar del pasado
-Nunca dejes de innovar y de hacer
cosas que te inspiren, te realicen o te diviertan
-Pierde el miedo al ridículo
y haz tonterías
-Deja de intentar controlar tú vida. Dale una oportunidad a lo
desconocido e inesperado: podría sorprenderte
-Márcate un reto o un proyecto
que te entusiasme: expande tú formas de definirte y supérate a ti misma
-Habla
con desconocidos: a veces encontrarás, entre ellos, un ángel en el momento que
más lo necesites
-Deja de quejarte
-Sal a caminar: respira y toma el sol o
mójate con la lluvia
-Proyecta tú alegría: sonríe, salta y grita
-No pierdas el
tiempo con la gente que no se lo merece, la que te cae mal o la que sólo sabe
ocuparse o quejarse de su vida
-Para triunfar, necesitas estar dispuesta a
aceptar fracasos. Aprovecha el reto y transforma cada fracaso en éxito, entendiendo que para descubrir nuevos océanos has de estar dispuesta a perder de vista la costa
-Comete errores y quiérete
-Cáete, levántate y entiende que ese acto te hace
grande
-Si no puedes, pide ayuda
-No te des por vencida e inténtalo una vez más
-Se agradecida con la vida. Créeme, hay mucho por lo que dar las gracias
-Fíjate cada día en los pequeños detalles...y no permitas que dejen de
sorprenderte y emocionarte
-Deja de comprar estupideces, pero date caprichos de
vez en cuando y prémiate...porque tú lo vales
-Mira por los ojos de las otras
personas y entenderás que casi nada en esta vida es personal
-Intenta ser la
clase de mujer que desearías que fueran tus hijas
-Ten fe
-Quiere a tus amigos y
dedica parte de tú tiempo a verlos, hablarlos y tocarlos
-La vida te dará
patadas en el culo. Acéptalo y trata de que cada patada te impulse hacia
delante
-Trata de no tomarte casi nada en serio
-Deja algo con sentido en el
mundo, empezando por educar a tus tres hijas para que sean adultas felices
-No
pretendas que la alfombra del salón esta siempre perfecta. Elige ensuciarla
comiendo patatas y viendo una peli con las niñas u organizando alguna cena con
amigos
-Abraza y sonríe a tus pequeñas al acostarse. Dicen que el último
pensamiento que tienes antes de dormir es el primero con el que te despiertas
por la mañana
-No dejes de bromear y reírte con Jorge: el gran antídoto para
todo es el humor
-Deja marchar todo lo que deba irse y acepta todo lo que este
por llegar
-Se más autodisciplinada con el tiempo que inviertes en escribir
este blog y tu próximo libro
-Incluye entre estas leyes: hacer ejercicio y
comer sano
-En lugar de enfadarte o
entristecerte, evita ciertas situaciones o personas que lo suelan provocar...y
serás más libre
-Acércate a quién vibre de ilusión, porque ellos te empujaran
hacia tus sueños
-Optimiza tú tiempo y energía en lo que de verdad importa
(este punto dió lugar al anterior listado de “las pequeñas cosas que de verdad
importan”)
-Asiste a clases de dibujo
-Aprende a tirar con arco
-Crea algo que
te haga única
-No pierdas de vista tus sueños
-No dejes de ser creativa en tú
forma de pensar y percibir el mundo
-Aprende a perdonar y perdónate
-Vive de
forma más consciente y avanza despacio
-No temas cambiar de opinión cuando sea
preciso
-Actúa como deseas sentirte: Una sonrisa inducida artificialmente es
capaz de producir emociones más felices
-Cree en los milagros
-Cree en los milagros
-Simplifica tú
vida
-Hoy es el mejor momento para empezar cualquier cosa
-Relájate y confía en
la vida
-Solo existe el ahora. No dejes de existir
-Aunque no puedas cambiar
algo, puedes cambiarte a ti misma. Elige como afrontar lo irremediable
-Enciende una luz para iluminarte e iluminar a los demás
-Se paciente con la
vida
-Reza
-Arriésgate en la dirección que te haga feliz
-Conviértete en lo que
estas llamado a ser
-Dale la mano a tú intuición
-Escápate al menos una vez al
mes, para descubrir con Jorge nuevos rincones
-Se autentica y mantente fiel a
las ideas, los amigos y los amores
-Haz que cada día cuente
sábado, 19 de mayo de 2012
Listado de las pequeñas cosas que de verdad importan
Para comenzar con este sonriente proyecto he realizado un listado para no olvidar las pequeñas cosas que de verdad me importan. Hablo de todas aquellas sensaciones, percepciones, emociones y retazos de existencia que nos reconcilian con el mundo. Capítulos de nuestra vida que se convierten en nuestros pequeños tesoros. Amasijos de recuerdos que nos rescatan. Momentos de luminosa existencia e instantes fulgurantes que nos convierten en quienes somos:
-Escuchar las gotas de lluvia contra el cristal, el repiquetear del granizo sobre el toldo o el silbido de viento tras las ventanas
encontrarme alguna vena
Suscribirse a:
Entradas (Atom)